domingo, diciembre 31, 2006

martes, diciembre 26, 2006

Las Peripecias De Un Carbono

En un principio me encontraba bajo la forma de CO2; me dedicaba todos los días a dar vueltas por el aire junto a otros gases. Aunque estábamos un poco dispersos la pasábamos muy bien: subíamos, bajábamos, íbamos de un lado a otro conociendo el mundo.
Una vez, me acerqué a la superficie del mar y me sumergí en una ola. La primera impresión que tuve no me gustó nada: hacía frío y me sentía limitado en mis movimientos. Ya en las profundidades, allí donde no llegan los rayos del sol, me encontré un hermano muy parlanchín que me dijo:
- “Quédate acá. Aunque no es tan lindo como estar libre en el aire, acá nadie te puede fijar”.
- “Nadie me puede qué?” – pregunté desconcertado.
- “Dije fijar. Es como quedar atrapado en largas cadenas de carbono”.
Con el tiempo, el aburrimiento y la oscuridad pidieron más que el miedo.
- “Yo me las tomo” – dije – “Acá está muy oscuro, no puedo ver nada y, para colmo, casi no puedo moverme”.
Acto seguido, comencé a subir, pasé entre cardúmenes, llegué a la superficie y, finalmente, me escapé del mar.
En el aire, nuevamente mis compañeros me volvieron a advertir:
- “Podés acercarte a cualquier animal, pero tené cuidado con las plantas. Si te acercás a ellas cuando hay luz, ya no serás el mismo”.
Curioso pero no irresponsable, como soy, me acerqué a un sauce durante la noche. A través de unos agujeros accedí al interior de una hoja y allí conocí paredes duras, paredes de consistencia aceitosa y extrañas bolsas que, a pesar de la oscuridad, se adivinaban verdes. Tan ocupado estaba en explorar estas últimas que no me di cuenta que había salido el sol. Y entonces todo ocurrió de golpe. Mientras miraba cómo unas moléculas de agua eran desarmadas, algo muy grande me agarró y me ató con otros cinco carbonos. Como en un torbellino, nos doblaron, nos estiraron y no sé que otras más. Lo cierto es que, después de esa peripecia, dejé de ser quien era.
Fue entonces que uno de mis cinco colegas me aseguró que esa calamidad no duraría mucho y que, a la corta o a la larga volveríamos a ser autónomos. Sin embargo las cosas no pasaron así. Nos mandaron por un caño al tronco donde había extrañas cadenas de carbonos. En un santiamén, mis cinco compañeros y yo aparecimos formando parte de ellas. Apenas podíamos movernos: cuando uno se ponía un poco más cómodo, otro quedaba torcido, hecho un nudo. Era como ser contorsionista a la fuerza.
Estuvimos allí muchos años hasta que un día el árbol se vino abajo. Nuevamente, y vaya a saber por qué, algunos aseguraron que en breve volveríamos al aire. Pero tampoco esta vez ocurrió: nos llevaron a una fábrica que, a la sazón era una papelera. Hoy me encuentro formando parte de la hoja de un libro, de la cual fue extraído este texto.

Hernán Sala

sábado, diciembre 23, 2006

domingo, diciembre 03, 2006

Para que sirve la facultad

Si hay algo que me di cuenta en todo este tiempo es que la facultad para algo sirve y es para dilucidar los grandes misterios de la vida… pero para eso esta la facultad que revela grandes mitos….

Mito 1: por que se le llama juegos de azar como la flor azahar

Bien (esto fue descubierto en una clase de Biometría) dicen que los árabes tenían una especia de dados a los que le dibujaban una flor de cinco pétalos, como la del azahar y que cuando caía de esa cara el jugador recibía el premio, además de todo esto la forma árabe de escribir el nombre de la flor es medio parecido al dibujo que viene desde esos tiempos.

Mito 2: por que se dice que la cigüeña trae los bebes desde Paris

(aha nunca se imaginaron que carajo tiene que ver la biología con todo esto!!) Esto fue descubierto en la clase de zoología.

Las cigüeñas migran a Paris a anidar, allí al nacer las crías solo alimentan de una especia de batracio, que esta en las afueras de Paris, ya que las cigüeñas maduras comen otra especia de animales. Para que las crías coman los padres cazan a estos sapitos agarrándolos de las patitas, pero esto como oponen resistencia emiten un grito que era parecido al de un bebe recién nacido.

Mito 3: para que se le pone sal al agua del lavarropas cuando uno teme que una prenda destiña!!!

(obviamente en química orgánica) y la respuesta es …. Para hacer salting out!!! En castellano es para que al aumentar la fuerza iónica del agua con la sal, los pigmentos de la ropa prefieran seguir en la ropa y no irse al agua, para que no tienen tanta afinidad.
Si alguno se sintió sorprendido esa era la idea!!!


Julia